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Luli Feranandez: "Un fulbolista no es el principe azul de ninguna mujer"







Desembarcó en Punta del Este. Arranca suspiros a todos los hombres que se cruzan con ella, pero sólo tiene ojos para Gerónimo, su novio uruguayo con quien se acaba de reconciliar.
Ella es lo que se dice una chica precoz. Con tan sólo 14 años ya estaba entrenada en arrancar gestos cómplices de la platea masculina que frecuentaba sus desfiles. Eso cuando no estaba prestando su temprana figura curvilínea al flash de los fotógrafos o en el aula del colegio luchando por familiarizarse con los distintos accidentes geográficos de América.El tiempo pasó, el secundario terminó y cerca de cumplir la mayoría de edad Luli Fernández intenta brillar con luz propia. Atrás pretende dejar la comparación eterna con Pampita y el más que comentando affaire con la lengua más famosa del rock mundial, las dos paradas obligadas en el recorrido de su incipiente carrera. “Creo que hoy a la gente si le decís Luli Fernández ya no dice: ‘la que estuvo con Mick Jagger’. Primero porque no estuve con él y segundo porque me rompí el alma para que se me despegue del escándalo. Por suerte le saqué provecho sin caer en lo vulgar y en lo ridículo Tuve el ingenio de explotar esa situación para mi beneficio personal”, admite.






–¿La comparación con Pampita también quedó atrás?



–Eso no va a quedar nunca atrás. Sé que el parecido existe aunque yo me vea distinta. Hay algo clave y es que yo soy mucho más joven que ella y me queda por delante mucho camino por recorrer. Ojalá haga una carrera tan buena como la de ella pero sé que de a poco me estoy haciendo mi lugar.






–¿Se ve como la heredera de ella?



–Me encantaría ser la heredera de Pampita aunque no creo que ella esté muy contenta con eso. Pero también quiero dejar en claro que quiero tener mi propia identidad y trabajo mucho para lograrlo. Por suerte nadie me apura y tengo todo el tiempo del mundo. Para mí fue siempre un privilegio que me compararan con una mujer tan linda y talentosa, pero mi carrera está explotada para otro lado. Arranqué como modelo pero ahora estoy orientada a la televisión. Ella tuvo un paso muy fugaz por la conducción y yo desde los 17 años que empecé a hacer notas. Además ella tiene 30 y esta casada con dos hijos mientras que yo tengo 20, estoy de novia y tengo mucho camino por delante. Espero que algún día no me comparen más y que la gente empiece a decir mi nombre con letras mayúsculas.






–¿Se animaría al rubio?



–En este momento lo último que haría sería teñirme de rubia porque parecería que la quiero copiar. Pero si viene una marca y me propone un cambio, y me paga una buena suma de dinero lo haría porque trabajo de esto. Pero más allá del color de pelo siempre voy a ser morocha porque tengo ojos marrones y piel oscura. Si existe un cambio en mí prefiero que sea un crecimiento profesional y no sólo un cambio de color en la tintura.
Crisis. Luli se encuentra en Punta del Este mezclando placer y trabajo. Pero más allá de los festejos por el nuevo año, otra celebración ocupa la mayor parte de su atención: “El 30 cumplimos tres años de novios con Gero”, revela y enseguida arremete con la historia que nunca se cansa de contar: “Lo conocí el mismo día que se cumplían dos años del fallecimiento de mi abuelo. Lo vi y dije: ¡Qué bombón! Pero al mismo tiempo supe que me había generado más que una simple imagen. Esa misma noche me lo crucé en un boliche a las seis de la mañana y volví a sentir lo mismo. Fue como una señal y no podía dejarlo pasar.






–¿Usted dio el primer paso?



–Sí, cuando quiero algo no me quedo sentada. Soy de ir a buscar las cosas que quiero. Y con mi novio fue igual, hice todo un plan con una amiga para ver la manera de sacarme una foto con él. Yo acababa de hacer mi primera tapa de revista que ni había llegado a Uruguay, era una total desconocida. Pero pude llamar su atención, nos pasamos los teléfonos y nunca más nos separamos hasta hace poco que tuvimos nuestra primera crisis de un mes y medio, pero ya volvimos.






–¿Hubo un tercero en discordia?



–La verdad que no. Con Gerónimo nos prometimos que el día que aparezca otra persona íbamos a ser sinceros. Nuestra relación genera gastar mucho dinero porque cada uno se paga su pasaje, también está el tiempo y el agotamiento porque prácticamente todos los fines de semana viajo a Uruguay para verlo. Entonces no vamos a sostener una relación de este tipo si no hay más amor. Lo entendimos los dos y por eso volvimos. Además soy conocida y si hubiese tenido algo con alguien más hubiera salido a la luz. Los pocos vínculos que se me adjudicaron fueron errados, nunca hubo fotos que probaran algo.






–¿Cómo se lleva con sus colegas?



–Es un ambiente muy difícil. Donde hay tantas mujeres juntas siempre va a haber un problema. Es más la mala onda que recibís que la buena. El otro día en un evento una colega me dice: “Ay, no te veo en ningún lado”. Y yo le contesto: “¿En serio? Eso es bueno porque significa que trabajo mucho y que a fin de mes cobro un sueldo”. Siempre hay alguna arpía que te dice algo así. Sin embargo, a la modelo es cada vez menos frecuente encontrarla en las bambalinas de algún desfile. Hoy su cara suma minutos en la pantalla chica. Con su participación en “Patinando por un sueño” coqueteó con la masividad del prime time y luego con la conducción de Team Angels, un micro programa anexo a los capítulos de “Casi Ángeles”, conquistó al segmento juvenil formando parte de uno de los éxitos de la temporada. Por si fuera poco también continúa en “Área 18”, el envío deportivo que la acercó al mundo de la pelota.






–¿Nunca fantaseó con ser botinera?



–No. Cuando una de verdad conoce el mundo del fútbol como lo estoy conociendo yo, ves lo bueno como también lo malo. Me encanta ser parte de ese mundo pero las características de un jugador no son las del hombre que quiero a mi lado. Un tipo que está concentrado el cincuenta por ciento de la semana, que “labura” hasta el mediodía, que es posesivo y que a la mujer la tiene relegada a un último plano, no es lo que me interesa. Un futbolista no es el príncipe azul de ninguna mujer. Yo soy más clásica. Al lado mío necesito alguien que me contenga, me respete y me dé el lugar que me corresponde.






Nota de: Por Gastón Rodríguez(Desde Punta del Este)

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